¡Somos ricos sin saberlo!

domingo, 22 de julio de 2012

"La Teoría de las Ventanas Rotas"

"La Teoría de las Ventanas Rotas"

Cuento extraído del libro "La culpa es de la vaca para líderes" de Jaime Gutiérrez y Marta Bernal (2012)

En 1969, el profesor Phillip Zimbardo, de la Universidad de Stanford, realizó un experimento de psicología social en los Estados Unidos. Dejó dos autos idénticos abandonados en la calle (la misma marca, modelo y color). Uno lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos idénticos abandonados en dos barrios con poblaciones muy diferentes y con un equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la gente en cada uno de los sitios. Resultó que el auto abandonado en el Bronx comenzó a ser despezado y en pocas horas perdió las llantas, el motor, los espejos, la radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron y lo demás lo destruyeron a golpes. En cambio, el auto abandonado en Palo Alto todo el tiempo se mantuvo intacto.

Pero el experimento en cuestión no finalizó ahí: cuando el auto abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana impecable, los investigadores rompieron a propósito un vidrio trasero del automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en el Bronx y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo estado que había quedado el del barrio pobre.

¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario supuestamente seguro era capaz de generar todo un proceso delictivo? Los autores dicen que los problemas sociales hay que arreglarlos cuando aún son pequeños. Si se limpian los bancos de la plaza diariamente, la tendencia es que la basura no se acumulará en ese lugar.

En consecuencia, la teoría hace dos hipótesis: si se resuelven a tiempo los problemas sociales, las contravenciones serán menores, el comportamiento antisocial disminuirá y los crímenes de mayor grado serán prevenidos.

Es más simple enseñarle a un niño que no debe botar la basura en la calle que a un adulto. Por lo tanto, lo prudente es enfocar campañas de concienciación a los jóvenes y así evitar que las futuras generaciones cometan los mismos errores que sus padres o abuelos.

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