"La Teoría de las Ventanas Rotas"
Cuento
extraído del libro "La culpa es de la vaca para líderes" de Jaime
Gutiérrez y Marta Bernal (2012)
En 1969, el profesor Phillip Zimbardo, de la Universidad de Stanford,
realizó un experimento de psicología social en los Estados Unidos. Dejó dos
autos idénticos abandonados en la calle (la misma marca, modelo y color). Uno
lo dejó en el Bronx, por entonces una zona pobre y conflictiva de Nueva York, y
el otro en Palo Alto, una zona rica y tranquila de California. Dos autos
idénticos abandonados en dos barrios con poblaciones muy diferentes y con un
equipo de especialistas en psicología social estudiando las conductas de la
gente en cada uno de los sitios. Resultó que el auto abandonado en el Bronx
comenzó a ser despezado y en pocas horas perdió las llantas, el motor, los
espejos, la radio, etcétera. Todo lo aprovechable se lo llevaron y lo demás lo
destruyeron a golpes. En cambio, el auto abandonado en Palo Alto todo el tiempo
se mantuvo intacto.
Pero el experimento en cuestión no finalizó ahí: cuando el auto
abandonado en el Bronx ya estaba deshecho y el de Palo Alto llevaba una semana
impecable, los investigadores rompieron a propósito un vidrio trasero del
automóvil de Palo Alto. El resultado fue que se desató el mismo proceso que en
el Bronx y el robo, la violencia y el vandalismo redujeron el vehículo al mismo
estado que había quedado el del barrio pobre.
¿Por qué el vidrio roto en el auto abandonado en un vecindario
supuestamente seguro era capaz de generar todo un proceso delictivo? Los
autores dicen que los problemas sociales hay que arreglarlos cuando aún son
pequeños. Si se limpian los bancos de la plaza diariamente, la tendencia es que
la basura no se acumulará en ese lugar.
En consecuencia, la teoría hace dos hipótesis: si se resuelven a
tiempo los problemas sociales, las contravenciones serán menores, el
comportamiento antisocial disminuirá y los crímenes de mayor grado serán
prevenidos.
Es más simple enseñarle a un niño
que no debe botar la basura en la calle que a un adulto. Por lo tanto, lo
prudente es enfocar campañas de concienciación a los jóvenes y así evitar que
las futuras generaciones cometan los mismos errores que sus padres o abuelos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario